Texto: Deftone
Fotografías: Deftone
Bajo un cielo despejado y con una energía eléctrica en el ambiente, la banda islandesa Kaleo ofreció una noche inolvidable en el Pepsi Center WTC el pasado 11 de abril, los asistentes fueron testigos de un despliegue musical que reafirmó por qué Kaleo es una de las propuestas más sólidas del blues rock contemporáneo. La presentación, cargada de intensidad emocional y virtuosismo técnico, dejó una profunda huella en los corazones mexicanos.
El concierto abrió con “USA Today”, una elección audaz que marcó el tono reflexivo del inicio. Le siguieron “Break My Baby” y “Broken Bones”, donde las guitarras ásperas y la voz desgarradora de JJ Julius Son comenzaron a calentar al público. Desde los primeros acordes, la conexión entre banda y audiencia fue palpable, y no se soltó durante las más de dos horas que duró el show.
“I Can’t Go On Without You”, una de las piezas más emotivas de su repertorio, generó un silencio reverente entre los asistentes. Muchos encendieron las linternas de sus teléfonos celulares, creando un mar de luces que acompañó la intensidad de la interpretación. Fue un momento íntimo, donde la melancolía se volvió colectiva.
Canciones como “Save Yourself”, “Automobile” y “Hey Gringo” sirvieron para mantener un ritmo dinámico, entre baladas introspectivas y riffs poderosos. El equilibrio entre lo acústico y lo eléctrico fue uno de los grandes logros de la noche, demostrando la versatilidad sonora del grupo.
El segmento medio del concierto incluyó “Hot Blood” y un electrizante “Band Jam”, donde cada integrante tuvo oportunidad de brillar, especialmente Rubin Pollock con sus solos incendiarios y David Antonsson en la batería. “Lonely Cowboy” y la ya icónica “Vor í Vaglaskógi”, interpretada en islandés, ofrecieron una pausa poética que fue recibida con aplausos eufóricos.
En la recta final, “Skinny”, “Way Down We Go” y “No Good” llevaron al público a un clímax emocional. “Way Down We Go”, en particular, fue coreada con fuerza por el recinto entero, convirtiéndose en uno de los momentos más potentes de la velada. La voz de JJ Julius Son, cargada de alma y fragilidad, se convirtió en un vehículo de comunión emocional entre los músicos y su audiencia.
El encore, precedido por vítores que exigían “¡otra, otra!”, incluyó dos temas: “Backdoor” y “Rock ‘n’ Roller”. Estas piezas sirvieron como cierre perfecto, dejando al público con la adrenalina a flor de piel. La banda se despidió entre ovaciones, prometiendo volver pronto.
Kaleo no solo ofreció un concierto; brindó una experiencia que combinó la nostalgia del blues con la energía del rock moderno, envuelta en una estética nórdica que contrasta, pero no choca, con la calidez del público mexicano. Su actuación en el Pepsi Center fue testimonio de que la música, cuando es auténtica, no necesita traducción: se siente, se canta y se vive.
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