Texto: Jorge González
Concrete Utopia en inglés, y quizá es importante entenderle desde este título que se acerca más a dejarnos ver cuales son las preocupaciones que abordará la cinta.
Hace un mes les contaba lo bonito que era una cinta de Godzilla desde Japón abordando inquietudes propias -del modo en que también Shin Godzilla lo hace- y Concrete Utopia podría resultar un experimento similar en cuanto a las películas de desastre esta vez desde Korea.
Decide entonces hablar del problema de la habitación, aparentemente presente con sus tonos diferentes allá tanto como en esta ciudad, y de los procesos de deshumanización al perder el liderazgo institucional establecido.
Habla también de víctimas y del camino en que pueden volverse victimarios -aunque esto quizá en México podría ser leído de maneras totalmente distintas (y quizá hasta tan erroneas) como en Parasites hace unos años.
Y el que una cinta de desastre se pueda tomar todos estos espacios narrativos igual que en Godzilla Minus One es notable, es deseable para México en lo particular -que Brasil y Argentina lo han explorado- y quizá lo que más importa para nuestros lectores, si, es muy recomendable la cinta.
No puede sino resultar interesante ver esta cinta caótica de un país que podríamos relacionar con mantener vivo el concepto de pop y como el exportador más importante de música adolescente en nuestro país. Esos contrastes en productos demuestran un poco los motivos de la eficacia de la ola koreana y porque seguirá impactando en un buen rato desde más ángulos de los que podríamos creer. La historia resulta aterradoramente universal y al mismo tiempo profundamente local.
Si están listos para una crudeza ligeramente mayor a la de la ya clásica Tren a Busan -un cataclismo de un nivel distinto pero que reta igualmente los principios de “Que nos convierte en humanos”- no duden en ver esta cinta tan pronto como les sea posible.