Texto: Jorge González
Esta semana estrena en salas nacionales Josee, el Tigre y el pez, una cinta producida hace 4 años que se las arregla para curiosamente ser más inclusiva en su discurso y conocer más detalles de México que otras opciones con las que le tocará compartir cartelera.
La historia es bastante sencilla, no incluye por ejemplo elementos de realismo mágico como suele sucederle a las cintas más conocidas de Shinkai; esto sin embargo es algo que resulta en su favor con personajes enteramente posibles y situaciones que conectan desde sus distancias o diferencias.
Seguir la vida de Josee desde su encuentro con Tsuneo resulta en un personaje no idealizado con el que sin embargo podemos empatizar gradualmente y sin sentirnos forzados. El elenco va más allá de los protagonistas con una abuela sobre todo que puede parecernos familiar con ciertos patrones de conducta que no estarían fuera de lugar en México.
Es importante decir que los espacios y ritmos que le da la cinta a la vida de una persona que no puede desplazarse con sus piernas es un acierto increíble para darle un lugar adecuado a la representación sin que esto se sienta forzado y más bien como una condición específica de uno de los personajes en la trama, algo de lo que el media occidental mucho podría aprender.
La animación brilla en cuanto a cómo expresa los sentimientos a veces presentando escenarios imaginarios fluyendo entre los eventos reales de una manera precisa, la paleta de colores también se las arregla para marcar los diferentes momentos de la cinta y un montaje preciso encadena secuencias y emociones de manera aún más precisa que en otras piezas.
Josee, el Tigre y el pez hace muchas cosas bien, simultáneamente se permite ser cursi pero no deja un sabor azucarado en exceso sobre realidades complejas, tiene entrañables personajes que cometen actos cuestionables entre sí, e incluso que viven errores y consecuencias por sus actos y decisiones, una muy buena opción para ver anime a inicio de año y en general en la cartelera de esta semana.
