Texto: Kevin Ríos
Este fin de semana Borderlands finalmente llega a las pantallas de cine tras una campaña considerable para posicionarse, y es que si bien es una adaptación de una famosa franquicia de videojuegos no tiene el reconocimiento exterior que Lara Croft, Jill Valentine, Nate Drake o Sonic si tienen. El proyecto es ambicioso en cuanto a su dirección de arte, todo desde los vestuarios hasta los sets parecen coloridamente bien logrados, pero no se consigue lo mismo en el guion que hace pasar a los personajes por situaciones cliche con resoluciones sencillas en más de una ocasión.
No sería la primera vez que Cate Blanchett da todo por un personaje y ni su labor actoral puede salvar el todo.
Sin embargo si nos enfocamos en la ejecución de la acción, las ganas de salir a jugar un poco de Borderlands para tratar de conocer más del lore de estos mundos, entonces la cinta si logra un cierto éxito.
En la lista de adaptaciones de videojuegos que rompieron la maldición o no Borderlands queda en un extraño punto medio, su guion le resta a la grandeza que podría habitarle (aún si los chistes abundantes parecen eso si haber conectado con el público de la función) pero no podemos sino agradecer todos los esfuerzos del departamento de arte por una cinta que visualmente deja una impresión.
La historia sigue a un grupo de inadaptados y cazadores de tesoros en el caótico planeta Pandora, donde buscan riquezas en forma de cámaras ocultas llenas de tecnología alienígena. La trama principal gira en torno a Lilith, una forajida con poderes sobrenaturales, que forma un equipo para encontrar a la hija desaparecida de Atlas, un poderoso magnate de armas. En el camino, enfrentan a bandidos, criaturas salvajes y una serie de personajes excéntricos, fieles al espíritu del juego.
Eli Roth ha optado por un enfoque que parece respetar la estética distintiva del videojuego, con un diseño de producción colorido, estilizado y un poco exagerado, como lo es Pandora en el juego.
