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Del Caribe al Escenario: Juan Luis Guerra Desata la Magia de Entre Mar y Palmeras

Texto: Valeria González

Ftografías: Deftone

La noche del 23 de octubre el palacio de los deportes estuvo gozando al son de ritmos latinos esperando la salida de Juan Luis Guerra al escenario. El evento reunió a distintas nacionalidades en el recinto donde el ambiente de fiesta dio a lugar a que cada asistente hiciera de su asiento una pista de baile, el regreso del cantautor a los escenarios fue energético y el público estaba listo para cantar y bailar todos los éxitos en este evento que representa el orgullo de ser latino. Con una duración cercana a las dos horas y una asistencia de 13,500 personas el recinto vibró con una actitud de fiesta.

Juan Luis Guerra con una trayectoria de más de 40 años continúa consolidándose como uno de los principales representantes de la escena latina, con una asombrosa capacidad de incorporar ritmos latinos el cantautor nos ha regalado los temas más emblemáticos de la música tropical desde los 80.
Esta noche el artista nos invitó a bailar al ritmo de “Rosalía” tema con el que abrió esta espectacular noche, el evento continúo animándose con “La travesía”, “La llave”, “Vale la pena”, “Como yo”, entre otras que dieron lugar a un medley de bachatas.

Tras interpretar sus éxitos en bachata, Juan Luis Guerra dejó el escenario brevemente, cediendo el micrófono a sus músicos, quienes deleitaron al público con las canciones “Tú” y “Como abeja al panal”. Al volver, el cantante continúo interactuando con el público y les preguntó: “¿Lo están disfrutando?”, y la respuesta fue una ovación eufórica que dejó claro que los asistentes vivían una noche mágica.

Con una selección de éxitos como “La llave de mi corazón”, “Bachata en Fukuoka” y “Estrellitas y duendes”, Juan Luis Guerra mantuvo al público en una euforia constante, despertando aplausos y emociones en cada rincón del recinto. Banderas de República Dominicana, Puerto Rico, Venezuela y otros países ondeaban al ritmo de la música, reflejando la multiculturalidad que acompaña siempre a los conciertos del dominicano. Cada tema resonaba con fuerza y era cantado al unísono por sus seguidores, creando una atmósfera cargada de alegría y nostalgia.

La emblemática “Ojalá que llueva café” arrancó una ovación, marcando un momento cumbre de la noche y preparando el camino hacia el esperado cierre. Guerra se despidió momentáneamente, pero el público, con gritos y aplausos, insistió en su regreso al escenario. En un último acto, el artista reapareció vistiendo una chaqueta de mezclilla que rendía homenaje a su icónico álbum de 1990, generando la reacción emocionada de los asistentes. Entre las canciones de despedida estuvieron “Frío, frío” y “La bilirrubina”. La velada cerró con una explosión de energía, alegría y una ovación que dejó en claro el impacto duradero de su música.

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