Texto: Jorge Gonzalez
Ellas hablan es una cinta complicada, su metanarración desborda tanto el relato marco que apenas iniciado el filme se hace saber que es un ejercicio de imaginación, también se le podría llamar un ejercicio actoral y discursivo, aunque otras piezas puedan serlo sin desbordar tanto su universo, lo que brilla, como la cinematografía, el trabajo de las actrices y la dirección a ellas merece sin duda mencionarse.
La trama se pone en acción por la violación serial de las mujeres de una colonia conservadora -menonita y boliviana en la vida real, aunque de esto poco llega a la cinta-, , las situaciones del evento real terminan en este punto y las deliberaciones respecto a como actuar tras el perdón que la comunidad otorga a los perpetradores son más bien una ficción creada primero para un libro y posteriormente llevadas a la cinta por la directora Sarah Polley.
De ella y la partida de editores hay que reconocer que mantienen la cinta en un constante flujo exigiendo tanto a la situación como a las interpretes, el mundo parece quebrarse un par de veces en las reflexiones de las mujeres demasiado modernas y occidentales y ajenas en esos momentos a las sensibilidades de personajes que se sienten abandonadas por su fe y más bien mencionan los dogmas imperantes de una sociedad distinta a la que les debería haberse visto desarrollarse, pero fuera de ello el drama es real y las dudas que cada una expresa y vierte en las otras resultan terriblemente profundas y meditables.
Es una cinta que sabe en que momento llegar a las salas de cine y cuya factura tiene calidad, pero quizá deba decirse que es una experiencia que demanda atención y comprar una diegesis que se sabe imperfecta y cuya prioridad no es contar una historia tanto como un discurso.