Vuelve Camel Perea. Pero no como los artistas que hacen “regresos”, vuelve como los virus que mutan y aprenden a vivir entre nosotros. Más claro, más ambiguo, más peligroso. Y más amoroso también. Lo suyo —ya lo sabemos— nunca ha sido cantar para agradar, sino para desprogramar. Para inocular al sistema con pequeñas dosis de ternura disidente.
Nuestro Tiempo: una serie de conciertos como performance de la contradicción amorosa y la conciencia patafísica
No se trata de una gira, sino de un ensayo escénico expandido. Camel, que en algún momento fue trovador, bolerista, cantautor, ahora aparece como patafísico emocional. Un prestidigitador de la canción inútil. En sus conciertos se mezclan canciones con memoria histórica, con chistes privados, citas que no son citas, errores planificados y pausas que podrían llamarse silencios políticos.
Lo llama “Nuestro Tiempo”, pero ese “nuestro” es ambiguo. ¿Es el de los exiliados del algoritmo? ¿El de los que se enamoran de causas perdidas? ¿El de los que todavía creen que México puede cantarse sin caer en la autoayuda ni en la pornografía del desastre?
Fechas confirmadas:Xampa Café-Bar (Condesa)
Jueves 26 de junio, 20:30 hrs
Ceremonia inaugural del caos delicado
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Pata Negra Centro
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Bolero en el cráter del capital
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Sábado 14 de junio, 20:00 hrs
Foro del Tejedor, El Péndulo Roma
Miércoles 9 de julio, 20:30 hrs
Set acústico con memorabilia para sobrevivientes afectivos
Las nuevas canciones, el disco Nubes, y lo que todavía no sabemos que va a pasar.
En camino está Nubes, un disco que no promete nada, y por eso lo promete todo. Fragmentos de cartas no enviadas, restos de frases de Twitter, melodías que suenan como si alguien las hubiera soñado durante una huelga. Es el proyecto más íntimo de Camel y también el más incómodo: canciones como ejercicios de memoria, piezas fallidas de un país imaginario, piezas ganadoras de una sensibilidad no domesticada.No hay oficina ni sello multinacional detrás. Lo que hay es una célula viva: stage manager que también arregla guitarras, diseñadores que escriben poemas, músicos que leen a Valéry, coordinadores de prensa que creen en el amor. Un equipo que trabaja con el método patafísico: hacerlo todo lo mejor posible, aunque no sirva para nada.
La salud de Camel está mejor que nunca. Lo dicen sus médicos, pero lo confirma su voz. No hay prisa, pero hay urgencia. No hay metas, pero sí dirección. Camel Perea no hace música para levantar el ánimo. La hace para que no se nos duerma la conciencia.
“Nuestro Tiempo” no es este, pero este es el único que tenemos. Y si se va a caer, que se caiga cantando.
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