Texto: Jorge González
La franquicia del Capitán América regresa tras 3 años de ausencia, quizá en un esfuerzo que resulta demasiado poco y demasiado tarde pero sin duda es una de las pocas piezas que más o menos funciona en el pantano post-endgame.
Sam Wilson regresa y con él algunos de los planteamientos de la serie de Falcon and the Winter Soldier, que sin embargo parece será más necesaria para comprender Thunderbolts en un par de meses que esta aventura.
La acción cumple sin sentirse espectacular, aunque se acerca a esa grandeza en un par de ocasiones. La cinta mezcla ritmos y elementos de dos de las mejores cintas del MCU (Increible Hulk y Winter Soldier) sin lograr colarse en ese nivel, pero si logrando salir de los problemas de proyectos recientes en cuanto a que entrega una película coherente sin humor sobrado, con algunas secuencias funcionales de acción, actuaciones que cumplen y diseños que resaltan -el Hulk Rojo- lo mismo que fallan -esa tecnología Wakanda que no termina de verse bien y a la que deberían haber renunciado-.
En general la cinta parece retomar un poco el foco que tan perdido se sentía en todos los proyectos previos, un foco que pueda mantenerse en la aventura actual lo mismo que en insinuar desarrollos posteriores con una certeza mayor a Quantumania; todo ello se agradece.
Pero no queda exenta de sentirse plana sin un sentido absoluto de riesgo -lo que sus dos inspiraciones más fuertes lograron sobradas-.
La fatiga de superhéroes está aquí, lo ha estado desde el momento posterior a la aparición de los 3 Spideys pero eso es algo bueno, ahora solamente una película verdaderamente buena podrá revivir el género, la nueva aventura del Cap no es tal pieza pero al menos se siente como un paso en la dirección correcta tras muchos años en que eso no había sucedido -Deadpool y Wolverine es una burbuja que no lleva hacia ningún lado independientemente del exito de la cinta así que queda fuera de la ecuación que pueda regresar al sendero adecuado a Marvel desde lo narrativo y tonal-.
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