Texto: Scarlett Ledesma
Fotografías: Scarlett Ledesma
Hay conciertos que se sienten como una fiesta entre amigos, otros como una experiencia espiritual… y luego están los de Chicago, que logran ser ambas cosas al mismo tiempo
Este viernes 16 de mayo, la legendaria banda estadounidense regresó a la Arena Ciudad de México. Y aunque uno podría pensar que después de tantos conciertos su energía bajaría un poco, la verdad es que fue todo lo contrario. Desde el primer segundo nos hicieron vibrar con una fuerza y una pasión que solo se explica cuando se ama lo que se hace… y ellos, definitivamente, aman hacer música.
Con 58 años de trayectoria Chicago nos regaló una noche que quedará grabada en la memoria y el corazón de quienes estuvimos ahí. A las 9:00 p.m. en punto, arrancaron con una intro impecable, y a partir de ahí no hubo vuelta atrás: fueron 16 canciones que nos llevaron por un viaje de nostalgia, emociones, y puro groove.
La Arena se convirtió en una pista de baile improvisada. Nadie quería quedarse sentado. Desde los primeros acordes, el público se levantó a cantar, aplaudir y moverse al ritmo de temas como Searching/Among, Leave Me Now, Ballet, Happy Man, Time, Inspiration, Beginnings, Highginings, y el infaltable I’m a Man, con ese solo de percusión que nos dejó con la boca abierta.
Ver a una banda con tantos años de historia seguir tocando con esa entrega es simplemente inspirador. Cada integrante estaba completamente conectado con su instrumento, con el público, con el momento. Y eso se sentía. Era como si estuviéramos todos flotando en una misma vibra musical que no necesitaba nada más que buenos arreglos, buenas letras, y un corazón enorme detrás.
Lo que más me impresionó, fue la atmósfera que lograron crear. No era solo un show, era una experiencia completa: luces suaves, sonidos envolventes, y ese tipo de emoción colectiva que te hace voltear a ver a los de al lado y sonreír como diciendo “esto está increíble, ¿no?”.
Al final, quedó clarísimo que la buena música no envejece, no pasa de moda, no se olvida. Chicago nos demostró una vez más que hay canciones que nacen para quedarse con nosotros para siempre, y que mientras haya gente que las escuche con el corazón, seguirán vivas en cada escenario.
Y sí, puede que hayan pasado muchos años desde que lanzaron sus primeros hits, pero en esta noche mágica en la Arena CDMX, lo único que envejeció… fueron nuestras gargantas de tanto cantar.
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