Texto: Jorge González
Tron Ares es probablemente la sorpresa de Disney del año. Desafortunadamente, no ha sido inflada por las campañas de Marvel y llega a morir en octubre, cuando las probabilidades de recuperar su inversión son bajísimas. Sin embargo, pocas cintas lo merecerían tanto, no solo en el año, sino en la década.
Tron es una de las franquicias más peculiares de la compañía. Es muy posible que para muchos nuestra primera referencia a ella haya sido un chiste en Los Simpson durante los noventa, y también es probable que no supiéramos más del tema hasta el estreno de Tron: Legacy en la Navidad de 2010 o que un videojuego de 2003 llamara la atención de algunos, llevándolos a descubrir un mundo bastante complejo. Tras el estreno de Legacy, una cinta sin relación directa, Tomorrowland, pareció cerrar las posibilidades de que existiera otro proyecto, y la franquicia quedó en el olvido durante quince años.
Jared Leto, quizá enamorado de las dos estéticas previas, se encargó personalmente de reunir la producción de una nueva entrega. Ese es el proyecto que vemos en Tron Ares, y resulta ser todo lo contrario a otro estreno de octubre de hace dos años, también producido por su protagonista. Aquí, Leto se establece como un personaje dentro de un universo donde las cosas siguen ocurriendo: si bien no se pudo dar continuidad a Sam Flynn y Quorra, al menos no se les elimina de manera forzada como ocurrió, por ejemplo, en Pacific Rim 2, y se reconoce su lugar en la franquicia en la medida de lo posible.
La cinematografía no alcanza el nivel de Legacy fotografiada por Claudio Miranda, pero cumple adecuadamente. El soundtrack, que parecía otro hito inalcanzable tras el trabajo de Daft Punk, es provisto más que honorablemente por Nine Inch Nails, quienes comprenden los ritmos que elevan lo visual y la acción, al tiempo que le imprimen su propio sello sonoro.
Los conceptos filosóficos sobre lo divino en nuestras creaciones mecánicas encuentran su espacio sin agobiar la trama, lo que convierte a Tron Ares en uno de los mejores guiones de blockbuster del año.
Al final, no esperábamos nada de Tron Ares. Venía de una era oscura de Disney, pero al igual que sus dos predecesoras, al quedar por debajo del radar, logra ser más experimental y escapar de los juicios que suelen regir a las franquicias de Marvel o Star Wars. El resultado es una aventura sólida que promete reconectar con los personajes previos si se le da la oportunidad… aunque esa oportunidad se ve lejana en medio de la saturada taquilla de octubre.
Desde aquí convocamos a quien nos lea a darle una oportunidad a Tron Ares: la mejor película de Disney en lo que va del año, y por mucho.





