Texto: Kevin Rios
El Secuestro del Papa resulta ser una pieza controversial estrenada en tiempos controversiales -aunque no por el mismo motivo- nos habla de una tradición extraña de bautizar niñosjudios secretamente para luego tomar control de ellos y enviarles a vivir en los aposentos propiedad del Vaticano. La cinta está muy bien ambientada en ello y el acto por supuesto se siente tan malvado como lo ocurrido con los niños perdidos en Canadá y Estados Unidos a manos de evangelizadores a través de los siglos, resulta curioso que la misma situación se extendiera al corazón mismo de Europa, aunque quizá no por ello extraño en nivel alguno.
Los esfuerzos de la familia son contrarrestados por el poder del estado papal y también observamos crecer al pequeño bajo las ideas y los cuidados católicos por igual con todo lo que ello representa.
Una rebelión parece provocar una puerta o una esperanza pero termina si marcando un precedente más no un impacto absoluto en la historia particular que estamos siguiendo. El chico en el que la historia se centra ya ha llegado a una etapa en que está alineado a la mentalidad de sus captores, esa es la verdadera tragedia de este tipo de situaciones y por la que se encamina esta pieza.
Conforme más avanza la cinta más se entiende la naturaleza de estos actos sucedidos en más de una ocasión en la historia, con un cierre que golpea fuerte pero del que no elaboraré en mayor medida.