Texto: Arturo Santillán
Fotografías: OCESA / Liliana Estrada
La noche de anoche, después de 4 años de espera, fuimos testigos de un concierto lleno de magia donde apremió la sencillez, pero comencemos desde el principio…
El Pepsi Center comenzaría el concierto de la neozelandesa Lorde en punto de las 9 de la noche, pero los fans (y no tan fans) llegaron desde horas antes para estar cerca de esta artista que nos ha enamorado con su pop alternativo. Eran las 8:30 cuando el ambiente comenzó a “prenderse” de la mano del telonero: Cautious Clay.
Cautious Clay nos emocionó con grandes acordes de guitarra, pero no hubo mayor interacción con el público, que ya estaba ansioso por escuchar a la cantante principal de este evento. Así pasó media hora de sonidos que iban levantando los ánimos y dieron las 9pm. Pero nada ocurría, la banda telonera se había despedido y los ánimos se calentaban entre ansias, molestia, nostalgia y emociones variadas.
Así fue como pocos minutos antes de las 10, se encendieron los reflectores y apareció en el escenario la sombra de Lorde entonando los acordes iniciales de “Leader of a New Regime”, y los gritos no se hicieron esperar; la escenografía, si bien era sencilla, enmarcaba el perfectamente el talento de esta cantante. En un escenario giratorio con una escalera que emulaba un reloj solar y al fondo un circulo luminiscente que cambiaba de color al ritmo de los acordes.
De esta manera la sencillez no demeritó aquel gran concierto. Pronto llegaron temas como “Homemade Dynamite”, “Buzzcut season”, “Stoned at the Nail Salon”, entre muchos otros temas que pusieron a corear y bailar a todo el público (nos incluimos, la experiencia estaba muy cool). Pero el momento de la nostalgia llegó cuando con una historia adolescente, la neozelandesa nos presentó “Ribs”.
Estábamos ya entrados en la “volar alto” cuando la cantante corto la canción, las luces se apagaron y confundidos esperamos que regresara, y así reinició la canción para pronto volver a ser etéreos. La espera había valido la pena, coreando y bailando las 22 rolas de su setlist.
Lorde lució 3 outfits que le lucían perfecto, pero nada se comparaba con la energía y las palabras de agradecimiento que dio a la CDMX, alegre y extraña de regresar después de una pandemia. Como siempre felices de que los artistas se esmeren en echarnos unas palabras en español, y sí, ella sí agradeció la colección de Dr Simi que le cayeron por montones en el escenario.
Después de 17 temas, se presentía el final que no queríamos que llegara, pero empezaron los acordes de canciones que la han puesto en los ojos del público en general (fans o no) … Comenzó la explosión de luces, de un recinto vibrante al ritmo de “Green Light”, hubo lágrimas de emoción y pronto llegó “Royals” y ya no eran lágrimas de emoción, eran de cocodrilo.
Finalizando estos temas y con un público en éxtasis, “A world Alone” fue la última canción entonada por Lorde, quien se despidió del público mexicano, uno que quedo muy satisfecho y que al salir del Pepsi Center iba emocionado por una noche llena de magia, de movimientos espectaculares que caracterizan a la cantante y de que la espera valió la pena.
Si quieres vivir la magia del “The Solar Power” recuerda que hoy 12 de octubre queda una presentación en el Pepsi Center WTC, y el 14 de octubre en el Auditorio Telmex, en Zapopan Jalisco.