Texto: Jorge Gonzalez
Esta va a ser una reseña complicada, una gran parte del recibimiento que tiene y tendrá depende considerablemente de su contexto, ya que su calidad intrínseca aún si no asombrosa no la hace un bodrio insalvable por sí misma como todos los medios le harán ver en los próximos días.
Es más, para ser una producción por debajo de los 100 millones en factura estadounidense logra hacer más cosas bien de lo que algunas de sus colegas de más de 150.
En principio, las cintas que ha hecho Sony sin el apoyo directo de Marvel Studios desde que corrieron a Andrew siempre se han sentido más a lugar como piezas de la década de los 00s que actuales, es esa óptica la que hace a Venom salvable y la que le da los pocos puntos que Morbius o Dejad que haya Matanza pueden tener -si, nos vamos a referir a Venom 2 por ese título tan fuera de lugar como la cinta misma-, Madame Web va un paso más allá y decide ubicarse en los 00s para que su tono coincida con la era en que se ubica, hay un buen pretexto para ello, pero también hay un conocimiento interesante de esos años y un montón de oportunidades narrativas que el presente le quitaría, todo eso conjugado es uno de sus mayores logros -hasta estudiaron que una canción no salió sino a finales de un determinado año y su verdadero boom sería en el siguiente; lo que se menciona cuando aparece bien colocada dentro de la diégesis- pero todo el estudio que le dieron al año en que ocurre la cinta no está ahí para que los dialogos y las acciones fluyan adecuadamente, especialmente en el nudo las lineas sobre magia y autoaceptación. Es una construcción valida para la protagonista pero la ejecución deja a desear, menos eso si que las resoluciones de sus dos antecesoras directas Morbius y Dejad que haya Matanza.
La sensación de acelerar los cierres acaba con esas dos cintas y ahí Madame Web sale un poco mejor librada, especialmente porque el personaje es una Deus Ex Machina en sí misma, las persecuciones que son el principal marco de acción se disfrutan durante todo el tiempo, aprende un par de trucos de Terminator que ejecuta competentemente -aunque ni Terminator pueda recrear la magia de lo que logró en sus primeras dos entregas-.
La parte central de la cinta es donde más sufre como adelante previamente, porque se cuelga de decisiones muy tontas para alargar la duración, aunque teniendo de protagonistas de esos actos a adolescentes incrédulas puede perdonarse al menos un poco el “padding”.
Y fuera de eso la acción no está tan mal dirigida como los tiktoks lo hacen creer -porque el caos del ritmo es intencional en cuanto a los desordenes de percepción de realidad de Cassandra y no son tan graves con su debido contexto como esas reseñas les harán creer-
El cast secundario no me resulta odioso -aunque tampoco odie al joven de Black Adam y se que tuvo muchos detractores- hay un personaje secundario que es más un eslabón que otra cosa pero se siente agradable en la mayoría de sus apariciones.
