Texto: Akbal
Fotografías: OCESA / César Vicuña
La noche del 23 de mayo, el Auditorio Nacional se transformó en un escenario mitológico donde miles de fans, llenos de entusiasmo y emoción, se congregaron para presenciar el espectáculo del dúo español Pascu y Rodri, quienes ofrecieron un concierto inolvidable como parte del cierre de su gira por Latinoamérica.
Desde las primeras horas de la tarde, el recinto ya se encontraba rodeado por seguidores de todas las edades, algunos caracterizados como personajes de la mitología, otros portando camisetas con frases icónicas de sus canciones, y muchos más con pancartas y obsequios preparados para el esperado encuentro.
El ambiente vibraba con expectación y no fue para menos. El espectáculo inició con la narrativa de “El Amanecer de los Dioses”, una introducción visual acompañada de animaciones y arte original que caracteriza el estilo narrativo y visual del dúo. Este recurso multimedia no solo aportó fuerza dramática al inicio, sino que también marcó el tono épico que se mantendría durante todo el concierto.
El primero en aparecer en escena fue Rodri, quien se colocó frente al piano con una presencia serena, mientras que Pascu irrumpió corriendo entre aplausos y ovaciones, saludando con energía a un público que no dejaba de gritar. Sin más preámbulos, comenzaron con “Hermes”, canción dedicada al mensajero de los dioses, dando así inicio a una travesía musical que recorrería las leyendas y relatos de distintas mitologías.
Durante el espectáculo, el dúo interpretó algunos de sus temas más populares, incluyendo Hera, Hestia, Horus, Baldur, Poseidón, Atenea, Zeus y Afrodita. Cada canción estuvo precedida por una animación especial que narraba la historia del dios o diosa correspondiente, elemento que generaba gran expectación entre los asistentes y que elevaba la experiencia a un nivel casi teatral.
Uno de los momentos más emotivos de la noche ocurrió con la interpretación de Deméter, la diosa de la cosecha. A pesar de ser una canción de tono más suave y contemplativo, el público la cantó al unísono con una intensidad conmovedora, mientras el Auditorio se iluminaba por completo con las linternas de los celulares, creando una atmósfera íntima y mágica.
Sin embargo, uno de los puntos culminantes del concierto fue sin duda la presentación de Zeus, tema que hizo vibrar al Auditorio. Los asistentes, de pie, bailaban y coreaban con entusiasmo, contagiados por la energía desbordante que emana esta canción dedicada al rey del Olimpo.
A mitad del show, Pascu hizo una pausa dramática, insinuando que el concierto estaba por terminar, provocando un murmullo generalizado de decepción entre los presentes. Pero pronto reveló que se trataba de una falsa despedida, y dio paso al segmento más oscuro del concierto: el lado sombrío de los dioses.
Este bloque comenzó con Thor, el poderoso dios nórdico del trueno, y fue seguido por una intensa serie de canciones dedicadas a figuras como Ares, Hades, Odín, Cronos, Loki y Satán. El tono musical se tornó más intenso y grave, con una escenografía que reforzaba la atmósfera de caos, guerra y oscuridad.
Ya en los últimos compases del espectáculo, Pascu compartió con la audiencia que, debido a la diferencia horaria, ya era su cumpleaños en España. Rodri intentaba tomar la palabra cuando el público lo interrumpió espontáneamente para entonar Las Mañanitas, generando uno de los momentos más cálidos de la noche. Conmovido, Pascu respondió con un efusivo “¡Viva México, cabrones!”, lo cual desató una ovación ensordecedora.
“México, gracias por acompañarnos en este último concierto de nuestra gira latinoamericana. Los queremos un montón”, expresó Pascu antes de iniciar Freya, una de las canciones más queridas de su repertorio, que sirvió como broche de oro para cerrar la noche.
La energía, creatividad y conexión emocional entre Pascu, Rodri y su público mexicano fue evidente en cada momento del concierto. Más que un espectáculo musical, lo que se vivió fue una experiencia artística y narrativa única, donde la mitología y la música se fusionaron para crear una velada que quedará en la memoria colectiva de los asistentes.
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