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Susana Cala ilumina el Lunario con emociones y letras intensas en su “Arial 12 Tour”

Texto: Deftone

Fotografías: Deftone

El Lunario del Auditorio Nacional se transformó en un íntimo refugio emocional gracias a la voz cálida y sincera de Susana Cala, quien llegó a la Ciudad de México como parte de su “Arial 12 Tour”. La cantautora colombiana, conocida por sus letras honestas y melodías envolventes, ofreció un concierto memorable donde el público no sólo escuchó canciones, sino que vivió cada una de ellas como propias.

Desde el primer acorde de “Ataque de Ansiedad”, quedó claro que este no sería un concierto más. El público, compuesto mayormente por jóvenes adultos, respondió de inmediato con una energía que parecía retroalimentar a Cala. Le siguieron “Pereza” y “Amnesia”, esta última con Susana empuñando la guitarra y mostrando su versatilidad como instrumentista, lo que le agregó un matiz íntimo y desgarrador a la interpretación.

Temas como “Mi Canción Favorita” y “Tiempo Indefinido” resonaron con fuerza entre los asistentes, quienes coreaban cada verso como si fuera un mantra compartido. La artista se mostró cercana, cálida, contando pequeñas anécdotas entre canciones y conectando con su audiencia como si fueran viejos amigos reencontrándose.

Uno de los momentos más emotivos llegó con “Tenemos Que Hablar” y “Paciencia”, en donde la vulnerabilidad de Cala se sintió palpable. “Vida Contigo” y “Paralizante” equilibraron el ambiente con una energía más esperanzadora, aunque sin dejar de lado el tono reflexivo que caracteriza su música.

“Canción Ciudad”, interpretada con guitarra en capo 3, demostró una vez más la delicadeza compositiva de Susana, mientras que “Dormiré” y “Se Siente Así” bajaron el ritmo para dar paso a una introspección colectiva. “Alexis” y “Horóscopo” destacaron como himnos generacionales, con letras que hablan del amor moderno, las dudas y la autoexploración.

Ya entrados en calor emocional, el concierto alcanzó un clímax con “Días de Mierda” —coreada con fuerza catártica por el público—, “40 Grados” y “Mundial”. Temas como “Contratiempo” y “Comprometedor” (esta última también con guitarra en capo III) cerraron con broche de oro un bloque intenso y apasionado.

La recta final trajo tres piezas que ya se sienten clásicas en el repertorio de Cala: “No Eras Para Tanto”, “Brindis” (celebrada como una verdadera celebración colectiva) y “Aburridos”. El broche final, “Triste” y “Domingo”, dejó una sensación de nostalgia serena, como el último trago de una copa que no quieres que se acabe.

En total, fueron 25 canciones que ofrecieron un recorrido completo por la discografía de Susana Cala, pero también por las emociones humanas en su estado más puro. Con una puesta en escena sencilla pero efectiva, y una conexión genuina con el público, Susana no sólo confirmó su crecimiento artístico, sino que reafirmó que su voz —tan íntima como poderosa— tiene un lugar cada vez más firme en la música hispanoamericana.

El “Arial 12 Tour” no es sólo un concierto; es una carta de amor escrita en canciones, firmada con el corazón y enviada directamente al alma de quienes la escuchan.

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